El místico auténtico padece a Dios. Por Fray Alberto Justo

El místico auténtico padece a Dios. Pero... ¿qué es esto? ¡Qué difícil es hablar de estas cosas y cuánto mejor fuera callarlas! Sin embargo nuestra meditación y el curso mismo de nuestra vida nos requieren, esta vez una alusión por lo menos.
La última caja de resonancias es el cuerpo. Entendámonos bien: el cuerpo recibe muchas, un sinfín de noticias de todo orden, tipo y estilo. Pero hay algunas que merecen nuestra atención.
¿Quizá una enfermedad? ¿O una inesperada molestia, o tal o cual fastidio? Tal vez sea mejor pensar en un gran dolor que, desde el alma retorna al cuerpo, luego de ser correctamente valorado o pesado... ¿Dolor porque el Amor no es amado?
Estos límites, estas sensaciones de fracaso, esas melancolías (la Schwer- Mut, peso del alma de Sören Kierkegaard y de Romano Guardini), sufrimientos indecibles que sólo conoce el que los padece. Sensibilidad suprema, a veces incomprensible, que escapa a las previsiones de los psicólogos...
Pues bien, todo ello - y mucho más-, que no es este el lugar de detallarlo- es índice misterioso del paso del Señor.
No, no es que Dios quiera herirnos o maltratarnos. Todo lo contrario. Este dolor no puede ni ha de buscarse en ningún caso. El Misterio se abre por estas grietas y este sufrimiento escondido es noticia de la inefable invasión de Dios Recuérdese la tradicional figura del leño embestido por el fuego y algo podrá aproximarse a lo que intentamos expresar.
Porque el Señor no ha de tropezar con las satisfacciones menudas y cerradas de sus amigos que, por lo general, se quedan a mitad de camino, muy contentos con sus devociones y con sus cosillas.  El espactáculo, tantas veces desolador, el desencantamiento de una suerte de caos, el horror y el engaño de lo que no es Dios, permiten el despojo de lo vano y la liberación de los espejismos del pecado y de la muerte. Por ello el contemplativo es, con frecuencia, un testigo de altísima calidad. Y es, también mártir, desde luego. 
Fuente: P. Alberto Justo Op.Morar en el misterio de Dios. San Miguel de Tucumán,  Biblioteca Sisto Teran. 1996.  84-85.

Comentarios

  1. No conocía a este escritor espiritual y , al leerlo, está poniendo mucha luz en mi vida. ¿ Cómo podría tener acceso a sus escritos ?. Muchas gracias.

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